Cuadros de España en el año 1700. | |
Fuente: Museo de Historia de Madrid |
Antes preferiría perder mis Estados y cien vidas, que tuviese que reinar sobre herejes...
Felipe II rey de España.
Este apartado forma parte del capítulo “La llegada de los Shelly a España” que está compuesto por 2 relatos distintos.
El primer relato “La España que acogió a los Shelly” describe algunas de las características sociopolíticas de la época en la que los primeros Shelly, de la rama familiar, llegaron a España.
La explicación del primer relato busca comprender mejor la vida de los personajes que se presentan en el segundo relato “Los primeros Shelly que llegaron a España”.
Escrito por Rosa María Pujol Vilallonga
Espero que lo disfruteis...En el álbum familiar de Manuela Soler Borges, mujer de Luís Shelly Correa y abuela de Mami, hay una nota necrológica en la que se glosa a su suegra, Carolina Correa Sotomayor. Publicada en un periódico desconocido y, supuestamente, en 1908, año en el que murió, ofrece datos interesantes sobre su vida y explicita que recibió sepultura junto a la familia Shelly. Entre Otras cosas, la nota comenta la relación entre los Shelly y otros militares de origen irlandés y noble, los O’Donell y los O’Relly; es de suponer O’Donnell y O’Reilly. Textualmente dice:
“Breves momentos después, aquellos pálidos restos recibían cristiana sepultura al lado de los de la familia Shelly, último y venerado asilo de los descendientes de aquel campeón que en los comienzos del siglo pasado ilustró su nombre luchando por la independencia española como los O’Donell, O’Relly y tantos otros de irlandés origen connaturalizados por aquel entonces en nuestra patria”
Cuartos y Quintos abuelos de Mami. | |
Fuente: Investigación interna, www.myheritage.es | |
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Dicha información reafirma que Cornelio Shelly O’Ryan (Irlanda?-1817), abuelo del marido de Carolina Correa, junto con O’Donnell y O’Reilly, participó en la Guerra de la Independencia de España (1808-1814).
Enrique José O’Donnell Anethan, conde de La Bisbal (1776-1834). | |
Fuente: Fondo doceañista. Consorcio Bicentenario 1812. | |
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Una guerra librada entre las tropas españolas y las francesas, y en la que los tres citados participaron apoyando al monarca Fernando VII. Una guerra en la que también estuvieron involucrados otros miembros de la familia Shelly, tal y como se comentará en capítulos posteriores.
Los O’Donnell constituyeron una amplia saga de militares famosos descendientes del noble clan irlandés de los O’Donnell of Tycornell. Un clan familiar que, tras la batalla del Boyne (1688), abandonó Irlanda poniéndose a las órdenes de la monarquía española. El O’Donell al que hace referencia la nota necrológica de Carolina Correa, muy probablemente, sea Enrique José O’Donnell (1769 -1834), militar de ideas antiliberales y absolutistas, muy afín al rey de España Fernando VII.
Otro de los citados en la nota necrológica comentada es O’Reilly (1775 -1821). Hijo, también, de un noble irlandés, fue un militar que, al igual que O’Donnell y Cornelio Shelly, luchó al servicio de Fernando VII en la Guerra de Independencia española, para hacerlo, posteriormente, en la Guerra de la Independencia de Perú.
Para comprender la razón por la que tantas familias de nobles irlandeses católicos se asentaron en España, poniéndose al servicio de la monarquía española, hay que remontarse al siglo XVI, cuando Felipe II de España llegó al trono.
Dinastía española de los Habsburgo o de Austria. | |
Fuente: Miguel Martín Arastey | |
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Heredero del extenso imperio de su padre y con la ambición de agrandarlo, Felipe II se casó, en 1556, con la reina inglesa María Tudor, una ferviente católica en un país totalmente protestante y anticatólico. Su muerte prematura y sin descendencia frustró la ambición del monarca español que, sin desistir de sus ansias expansivas, intentó, repetidamente y sin éxito, pedir en matrimonio a Isabel I, sucesora de su difunta mujer. La nueva reina inglesa, Isabel I, no sólo se negó a contraer matrimonio con Felipe II, sino que reinstauró el protestantismo, abriéndose, de nuevo, la añeja enemistad entre España e Inglaterra.
En naranja la extensión del Imperio Español durante el reinado de Felipe II, a finales del siglo XVI. En verde los territorios portugueses anexionados a la Corona española en 1580. | |
Fuente: Silverfox | |
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Personajes influyentes en esa época | |
Fuentes: 1) Museo del Prado, Madrid. 2) Museo Marítimo de Londres. |
En un contexto en el que los Países Bajos, con la ayuda inglesa, luchaban para independizarse de España, y en una situación de continuados saqueos ingleses a los barcos mercantes españoles, el monarca español Felipe II diseñó un plan para derribar a la monarquía inglesa de Isabel I. Con dicha finalidad, planificó la conquista de Londres por mar, organizando una enorme flota conocida por la Armada Invencible. Una expedición que se salvó de la defensa inglesa, pero que, al poco, quedó destruida por una gran tormenta (1588), y a cuyo auxilio tan sólo acudió el clan rebelde irlandés de los O’Neill.
Batallas relevantes en esa época. | |
Fuente: Pintura de Philippe-Jacques de Loutherbourg (1796), Albatros Ediciones. |
Tras el fracaso de la Armada Invencible, Felipe II, siguiendo con su intención de debilitar a la monarquía inglesa, con la excusa de apoyar y defender la religión católica, proyectó la ocupación de Irlanda. Para ello ofreció su ayuda al clan de los O’Neill, que mantenía su enfrentamiento contra la imposición de los protestantes ingleses.
Unos años más tarde, O’Neill y O´Donnell, otro de los cabecillas irlandeses, lideraron la Guerra de los Nueve años de Irlanda contra Inglaterra (1594 -1603). Tras sus primeros éxitos, pidieron el apoyo al rey de España, que entonces ya era Felipe III. A cambio de su ayuda, los irlandeses le ofrecieron el trono de Irlanda, le juraron fidelidad y le reconocieron como rey propio. En el marco de este acuerdo, a finales de 1601, el monarca español envió una flota de cinco mil hombres para unirse a las tropas irlandesas. Bajo los estragos de una gran tormenta y con una tropa irlandesa no preparada para luchar a campo abierto, se libró la batalla de Kinsale (1602). La victoria fue para Inglaterra y los clanes de los O’Neill y de los O´Donnell tuvieron que huir hacia España, junto con otras nobles familias irlandesas.
El apoyo prestado por la Corona española a los rebeldes irlandeses supuso el asentamiento de un marco de colaboración entre ambos países que duraría hasta finales del siglo XVIII. Una colaboración que, en el siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, impulsó la llegada de irlandeses a España. Años más tarde, en la primera mitad del siglo XVII, durante el reinado de su hijo Felipe III, el flujo de población irlandesa que llegó al territorio español se incrementó notablemente.
La derrota hispano irlandesa en la batalla de Kinsale (1602), y el fin de la Guerra de los Nueve años entre Inglaterra e Irlanda, determinaron un giro copernicano en las relaciones entre España e Inglaterra. España contaba con una flota, prácticamente, destruida por las sucesivas guerras, sus arcas estaban vacías y el gasto para mantener el extenso Imperio español era muy elevado. La situación condujo a que Felipe III buscara la paz con Inglaterra, generándose un nuevo éxodo de irlandeses hacia España. Temerosos de las represalias inglesas. Se estima que, entre el siglo XVI y el XVII, debido a causas políticas y religiosas, más de cien mil irlandeses llegaron al territorio español. La oleada de emigrantes fue tal que Felipe III creó la figura del Protector de los Irlandeses con el objetivo de organizar la ayuda a los que recién llegados y asentarlos en un campamento de refugiados.
Durante el siglo XVIII, las causas de tipo político y religioso siguieron siendo un motor de la llegada de emigrantes irlandeses a España. A dichas causas se unieron, con mayor fuerza, las de tipo socioeconómico. Entre los años 1740 y 1741, la hambruna azotó a la población irlandesa. Tras unas largas heladas, la mayor parte de los cultivos, especialmente el de la patata, tubérculo clave para la supervivencia de los isleños, quedaron destruidos por una plaga de hongos. Como consecuencia de ello, se estima que un tercio de la población murió y otro sector importante decidió emigrar. Un hecho que se repetiría un siglo después por otras causas.
Un parte importante de los irlandeses que llegaron a España pasaron a engrosar las filas del ejército español, jurando lealtad al Rey y participando en las guerras que las tropas españolas libraban en Europa. Se estima que, hasta el año 1622, fueron unos diez mil irlandeses los que se integraron en las mismas.
En un contexto de guerras y luchas hegemónicas se precisaba un elevado número de soldados y la integración de irlandeses a la tropa española conllevaba un beneficio para la Corona. Posteriormente, con la llegada de los Borbones al trono España y la modernización del ejército, los militares irlandeses continuaron teniendo un papel fundamental en los recién creados Regimientos. Fue en uno de ellos, durante la Guerra de Independencia española contra Francia, en los que sirvió Cornelio Shelly O’Ryan, tal y como se verá en el capítulo 3, relato 4.
No todos los irlandeses llegados a España se integraban en el ejército. Durante el reinado de Felipe II, irlandeses, generalmente perteneciente a la Iglesia y/o a familias nobles, venían con el objetivo de formarse y, posteriormente, regresar a Irlanda para ejercer el apostolado y reforzar la identidad irlandesa. Felipe II, hombre profundamente religioso, ofreció todo su apoyo a dicho objetivo impulsando, en las principales universidades del momento (Alcalá de Henares, Salamanca, Sevilla y Santiago de Compostela), la creación de los denominados Colegios Irlandeses. Años más tarde, su hijo Felipe III propició la creación de la denominada Misión de Irlanda, una estructura política religiosa que centralizaba el control de los colegios creados y gestionaba los llamados viáticos.
Los viáticos eran remuneraciones económicas que se otorgaban a los estudiantes irlandeses para que, al finalizar su formación, regresaran a su país a ejercer el apostolado. Si bien un porcentaje elevado de ellos lo hacía, otros optaban por irse a las colonias españolas de Ultramar con intención de expandir la fe católica y, a su vez, ocupar los puestos relevantes en la sociedad; algo que propiciaba la misma monarquía española para sus propios intereses. En el capítulo 3, relato 1, se explica que Edmundo Shelly MacCarthy, hijo de Cornelio Shelly O’Ryan y María MacCarthy O’Herm, fue alumno del colegio irlandés de Alcalá de Henares, obteniendo un viático al finalizar sus estudios.
La monarquía española no solo favoreció a los irlandeses ofreciéndoles condiciones para su formación católica y para su integración en el ejército. Felipe III, además, concedió a los nobles y militares una pensión vitalicia. El conjunto de todo ello propició que un sector de irlandeses, huidos de la Irlanda perseguida, terminase afincado en España e integrado totalmente en la vida sociopolítica y militar del país. La monarquía española, especialmente la borbónica, respeto los títulos nobiliarios de los nobles exiliados y les abrió las puertas para ocupar cargos de responsabilidad. En realidad los consideraba mejor formados y en una situación de confianza más óptima, que los miembros de la vieja nobleza española, para apoyar a la monarquía y defender los intereses renovadores de un país que buscaba la modernización.
La nobleza irlandesa, formada por militares irlandeses de alta graduación, que se avecindó en España, supo situarse y mezclarse con la vieja aristocracia española, ocupando altos espacios de poder militar, político y económico. Constituyó lo que se denominó la aristocracia militar irlandesa. Como se verá en los siguientes capítulos es el caso de lo que sucedió con las primeras generaciones de la familia Shelly, afincadas en España.
Escrito por Rosa María Pujol Vilallonga Espero que os haya gustado. No os perdáis el siguiente CAPÍTULO... |
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Sería imperdonable no agradecer a Carmen Shelly Larraondo las informaciones recogidas de su abuela Manuela Soler Borges.
Mi agradecimiento a Ignacio Castrillón, joven descendiente del diputado y senador Ricardo Shelly por su ilusión en comparar y compartir datos sobre antepasados comunes.
EN ESTE CAPÍTULO: La llegada de los Shelly a España |
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